Las Deudas
1.- Prov. 22:26-27.
2.- Rom. 13:8.
“Como instrumentos de Dios, debemos tener corazones de carne, llenos de la caridad que nos impulsa a ayudar a los que tienen más necesidades que nosotros. Si vemos a nuestros hermanos y hermanas luchar bajo la pobreza y las deudas, si vemos las iglesias necesitadas de ayuda financiera, debemos manifestar un interés abnegado en ellos y ayudarles en proporción a la forma como Dios nos ha prosperado”. Consejos Sobre la Salud:305.
“Como instrumentos de Dios, debemos tener corazones de carne, llenos de la caridad que nos impulsa a ayudar a los que tienen más necesidades que nosotros. Si vemos a nuestros hermanos y hermanas luchar bajo la pobreza y las deudas, si vemos las iglesias necesitadas de ayuda financiera, debemos manifestar un interés abnegado en ellos y ayudarles en proporción a la forma como Dios nos ha prosperado”. Consejos Sobre la Salud:305.
“Vi
que algunos se han disculpado por no ayudar a la causa de Dios debido a sus
deudas. Si hubieran examinado detenidamente sus propios corazones, habrían
descubierto que el egoísmo era la razón por la que no llevaban ofrendas
voluntarias a Dios. Algunos siempre estarán endeudados. Debido a su codicia, la
mano prosperadora de Dios no los acompañará para bendecir sus empresas. Aman a
este mundo más que a la verdad. No se
están disponiendo ni preparando para el reino de Dios”. 1T:225. Consejos Sobre Mayordomía Cristiana:98.
“La
oración no tiene por objeto obrar un cambio en Dios; nos pone a nosotros en
armonía con Dios. No reemplaza al deber. Dios nunca aceptará en lugar del
diezmo la oración hecha con frecuencia y fervor. La oración no pagará nuestras
deudas a Dios”. MJ:246. Consejos Sobre
Mayordomía Cristiana:104.
“Al
usar el diezmo para pagar deudas seculares, el hombre se hace doblemente
deudor”. 3JT:41; 1T:220. Consejos Sobre
mayordomía Cristiana:113.
“Muchos,
muchísimos no han aprendido a mantener sus gastos dentro de los límites de sus
entradas. No aprenden a adaptarse a las circunstancias, y piden prestado una
vez tras otra, y en esa forma quedan agobiados por las deudas, y en
consecuencia se desaniman y descorazonan.
Muchos
no se acuerdan de la causa de Dios, y gastan descuidadamente dinero en
diversiones en los días feriados, en vestidos y necedades, y cuando se hace un
pedido para promover la obra en el país y en las misiones extranjeras, no
tienen nada para dar, y hasta han gastado más de lo que tenían. Así roban a
Dios en los diezmos y ofrendas, y por medio de su complacencia egoísta exponen
el alma a las fieras tentaciones y caen en las trampas de Satanás.
Deberíamos
estar alerta y no permitirnos gastar dinero en cosas innecesarias que sirven
tan sólo como objetos de ostentación. No deberíamos permitirnos tampoco
complacer los gustos que nos llevan a seguir las costumbres del mundo y a robar
a la tesorería del Señor”. RH, 19 de Diciembre de 1893. Consejos Sobre Mayordomía Cristiana:263.
“He
visto a familias pobres luchando con las deudas, y sin embargo no enseñaban a
los hijos a negarse a sí mismos a fin de ayudar a sus padres. En una familia
que visité, las hijas manifestaron el deseo de tener un piano costoso. Los
padres las habrían complacido gustosamente si no hubieran estado atados por las
deudas. Las hijas lo sabían, y si les hubieran enseñado a practicar la
abnegación no habrían causado a sus padres el dolor de negar sus deseos; pero
aunque les dijeron que sería imposible complacerlas, el asunto no terminó ahí.
Expresaron sus deseos una vez tras otra aumentando así continuamente la gran
preocupación de los padres.
En
otra de mis visitas vi en esa casa el piano codiciado, y supe que algunos
cientos de dólares habían sido añadidos a la carga de la deuda. Me resulta
difícil saber a quién culpar más, a los padres indulgentes o a las hijas
egoístas. Todos ellos son culpables delante de Dios. Este caso sirve de ilustración
para muchos otros. Estas jóvenes, aunque profesaban ser cristianas, nunca
habían tomado la cruz de Cristo, porque la primera lección que debe aprenderse
de Cristo es la lección de la abnegación.
Nuestro Salvador dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame" (Mat. 16:24). No hay otra forma como podemos
llegar a ser discípulos de Cristo a no ser cumpliendo esta condición”. ST, 31
de Marzo de 1887. Consejos Sobre
Mayordomía Cristiana:266.
“Usted
ocasiona oprobio a la causa domiciliándose en un lugar donde permanece en la
indolencia por un tiempo, y luego se ve obligado a endeudarse a fin de proveer
para su familia. Usted no es siempre escrupuloso en pagar esas deudas, sino que
en vez de hacerlo se traslada a otro lugar. Esto es defraudar a su prójimo. El
mundo tiene derecho a esperar estricta integridad de aquellos que profesan ser
cristianos de acuerdo con la Biblia. Por la indiferencia de un hombre en cuanto
a pagar sus justas deudas, todos nuestros hermanos están en peligro de ser
considerados como deshonestos”. Consejos
Sobre Mayordomía Cristiana:267.
“Todos
deben practicar la economía. Ningún obrero debería manejar sus negocios en una
forma tal que llegue a incurrir en deudas... Cuando una persona se endeuda
voluntariamente, se está enredando a sí misma en una de las redes que Satanás
tiende para las almas”. CE:67. Consejos
Sobre Mayordomía Cristiana:268.
“Siento
que usted se encuentre en la situación actual, bajo la presión de las deudas.
Conozco a muchos que, como usted, están preocupados y afligidos por su
situación financiera...
El
Señor no se complace en su aflicción. Quiere derramar sobre usted el consuelo
de su Espíritu Santo, para que sea un hombre libre que ande en su luz y en su
amor. El tiene algunas lecciones que usted debe aprender, y quiere que las
aprenda con prontitud. Usted no debería permitirse incurrir en dificultades
financieras, porque el hecho de que usted está endeudado debilita su fe y
tiende a desanimarlo; y hasta el mero pensamiento en esto lo pone casi
frenético. Usted necesita reducir sus gastos y esforzarse para remediar esta
deficiencia de su carácter. Usted puede y debe hacer esfuerzos definidos para
controlar su tendencia a gastar más de lo que gana”. Carta 48, 1888. Consejos Sobre Mayordomía Cristiana:268-269.
“La
práctica de conseguir dinero prestado para aliviar alguna necesidad urgente,
sin hacer cálculos para cancelar la deuda, aunque es muy común, es
desmoralizadora. El Señor desea que todos los que creen en la verdad se
conviertan de estas prácticas engañosas. Deberían preferir antes sufrir necesidad
que cometer un acto falto de honradez. Ningún alma puede recurrir a la
prevaricación o la falta de honradez en el manejo de los bienes del Señor, y
quedar sin culpa delante de Dios. Todos los que hacen esto niegan a Cristo en
sus obras, mientras profesan guardar y enseñar los mandamientos de Dios. No
mantienen los principios de la ley de Dios. Si los que ven la verdad no cambian
en carácter en una medida correspondiente a la influencia santificadora de la
verdad, serán un sabor de muerte para muerte. Representarán mal la verdad,
acarrearán oprobio sobre ella y deshonrarán a Cristo quien es verdad”. MS 168,
1898. Consejos Sobre Mayordomía
Cristiana:269.
“Siento
simpatía por vosotros y estoy orando para que podáis ver los asuntos bajo una
luz correcta. Debéis comprender que una persona no debe manejar sus asuntos en
tal forma que tenga que incurrir en deudas...
Cuando
un hombre ve que no tiene éxito, ¿por qué no se dedica a la oración, o bien
cambia de trabajo? Nos aguardan tiempos tormentosos, y el Señor aceptará a
todos los que puedan colaborar con él. Practicad la abnegación y el espíritu de
sacrificio. Andad humildemente delante del Señor. Debemos mantener una
dedicación a Dios y enderezar las sendas para nuestros pies, no sea que el cojo
sea apartado del camino”. Carta 63, 1897. Consejos
Sobre Mayordomía Cristiana:270.
“En
su carta usted se queja del yugo de las deudas. Pero no tiene excusa por haber
incurrido en deudas... El hecho de que se ha sentido libre para pedir prestado
sin tener razón para suponer que se encontraría en una posición que le
permitiera pagar sus deudas, está haciendo una gran injusticia a otros,
robándoles lo poco que tienen, y acarreando oprobio sobre la causa de Dios. Si
hubiera comprendido lo que usted estaba haciendo en el momento de llevarlo a
cabo, se habría detenido. Habría visto que es pecado robar a los hombres,
creyentes o incrédulos, y ponerlos en aprietos económicos a fin de poder aliviar
usted sus necesidades actuales”. Consejos
Sobre Mayordomía Cristiana:270.
“Decídase
a no incurrir nunca más en otra deuda. Niéguese mil cosas antes que endeudarse.
Durante toda su vida usted se ha estado metiendo en deudas. Evítelo como
evitaría la viruela.
Haga
un pacto solemne con Dios prometiendo que mediante su bendición pagará sus
deudas y luego a nadie deberá nada, aunque viva solamente de gachas y pan.
Resulta muy fácil al preparar la mesa para la comida sacar de su cartera y
gastar veinticinco centavos en cosas extras. Cuide los centavos y los pesos se
cuidarán solos. Son los centavos aquí y los centavos allá gastados para esto,
aquello, y lo de más allá, que pronto suman pesos. Niéguese a complacer el yo,
por lo menos mientras está asediado por las deudas... No vacile, no se desanime
ni se vuelva atrás. Niéguese a complacer su gusto, niéguese a satisfacer la
complacencia del apetito, ahorre sus centavos y pague sus deudas. Elimínelas
tan pronto como sea posible. Cuando nuevamente sea un hombre libre, no debiendo
nada a nadie, habrá alcanzado una gran victoria”. Carta 4, 1877. Consejos Sobre Mayordomía Cristiana:271.
“Algunos
no se han adelantado para unirse en el plan de la liberalidad sistemática, y en
cambio se han excusado porque estaban endeudados. Alegan que primero deben
cumplir con este mandato: "No debáis a nadie nada" (Rom. 13: 8). Pero
el hecho de que estén endeudados no los excusa. Vi que debían dar a Cesar las
cosas que son de Cesar, y a Dios las cosas que son de Dios. Algunos consideran
con mucho escrúpulo la orden de "no debáis a nadie nada" y piensan
que Dios no requerirá nada de ellos hasta que hayan pagado sus deudas. Pero con
esto se engañan a sí mismos. Fallan en dar a Dios las cosas que son suyas. Cada uno debe llevar al Señor una ofrenda
aceptable. Los que están endeudados deberían pagar sus deudas con lo que
poseen, y dar una porción de lo que les quede”. 1T:220. Consejos Sobre Mayordomía Cristiana:272.
“Cada
cristiano debe formularse estas preguntas inquisidoras: ¿Tengo, en la intimidad
de mi alma, amor por Jesús? ¿Amo su tabernáculo?... ¿Es mi amor hacia Dios y mi
Redentor bastante fuerte como para inducirme a negarme a mí mismo? Cuando sea
tentado a gratificar el placer y los goces egoístas, ¿no diré: no, no gastaré
ni un chelín, y ni siquiera medio chelín, para mi propia gratificación,
mientras la casa de Dios esté hipotecada o soporte la presión de las deudas?”. Consejos Sobre Mayordomía Cristiana:274.
“Hay
que practicar economía en todo lo que se relaciona con el colegio. Los que van
al colegio generalmente salen de hogares sencillos, donde han estado acostumbrados
a las comidas comunes, sin muchos platos. Están habituados a consumir alimento
sencillo y sano al mediodía. Sería mejor para todos si se tuviera una comida
liviana al atardecer. Hay que tener estrictamente en cuenta la economía porque
en caso contrario se contraerán deudas. Manteneos dentro de los límites.
Apartaos de la deuda como os apartaríais de la lepra”. Carta 60, 1896. Consejos Sobre Mayordomía Cristiana:286.
“Hay
hombres que no actúan con prudencia. Están ansiosos por causar una gran
impresión. Piensan que la ostentación aumentará su influencia. En su trabajo,
no se sientan primero a calcular el costo, a ver si serán capaces de terminar
lo que han comenzado. En esta forma manifiestan su debilidad. Muestran así que tienen mucho que aprender
acerca de la necesidad de actuar con cuidado y precaución. Su confianza propia
los induce a cometer muchos errores. En esta forma algunos han recibido un daño
del que nunca se recuperarán”. Consejos
Sobre Mayordomía Cristiana:287.
“Hno.
------------, contraer deudas no es obrar con sabiduría. Usted es un hombre
prudente y no necesita que le recuerde esto. Una deuda es un yugo, un yugo duro
e irritante. No es prudente comprar otro terreno cerca de -----------, usted se
ha visto apremiado casi más allá de toda medida en su esfuerzo por edificar y
equipar el sanatorio de ----------------. Habría sido más conveniente construir
un edificio más pequeño. Yo siempre pensé que habría sido mejor reducir los
planes de construcción aún más de lo que se los ha reducido, y entonces, cuando
hubiera habido recursos y se hubiera necesitado más espacio, el edificio habría
podido ampliarse. Habría costado mucho menos equipar un edificio más pequeño”.
Carta 158, 1902. Consejos Sobre
Mayordomía Cristiana:289.