Sermón: UNA IGLESIA REAVIVADA

UNA IGLESIA REAVIVADA
(Hechos 1 y 2)
por Gilson Brito

INTRODUCCIÓN
1.      Hechos de los apóstoles. Algunos afirman que el libro Hechos de los apóstoles, escrito por Lucas (el médico) en el año 61 d.C., podría identificarse mejor como “Hechos del Espíritu Santo”, porque a lo largo del libro percibimos la continuidad del ministerio de Cristo, a través de la obra del Espíritu Santo que usó a los apóstoles como sus instrumentos. El libro cubre un periodo de aproximadamente 30 años de historia, desde las reuniones de los apóstoles en el escenario en Jerusalén, en búsqueda de poder, hasta la llegada de Pablo a Roma, la considerada en aquel entonces, la capital del mundo.
2.      Esperen la promesa. Lucas comienza el libro mencionando la orientación de Cristo en el sentido de que los discípulos “…no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre…” (Hechos 1:4).
3.      Recibiréis poder. La promesa de que la iglesia recibiría poder para evangelizar al mundo (leer Hechos 1:8).

ARGUMENTOS

1.      CAMINO AL REAVIVAMIENTO

a.       La oración, clave del reavivamiento
i.                    Los discípulos unidos en oración. Atendiendo la orientación y ejemplo dejados por el Maestro, los discípulos permanecieron unidos en Jerusalén en una actitud de profunda contrición, usando la oración como un medio de contacto con el Señor (leer Hechos 1:14).
ii.                  La oración es la clave del reavivamiento
a.      Elena de White dice: “Sin embargo, mediante la confesión, la humillación, el arrepentimiento y la oración ferviente nos corresponde cumplir con las condiciones en virtud de las cuales ha prometido Dios concedernos su bendición. Sólo en respuesta a la oración debe esperarse un reavivamiento” (Mensajes selectos, t.1, p. 141).
b.      Desde los días del rey Salomón, el Señor presentó la oración como la clave para reavivar a su pueblo. Leer 2º Crónicas 7:14.
c.       Sin duda alguna, un reavivamiento es la mayor necesidad de la iglesia, y eso es lo que el enemigo más teme que ocurra. Sin embargo, podemos avanzar con seguridad (ver Santiago 4:7).
b.      La Biblia, la base del reavivamiento
a.       Los discípulos atentos a las Escrituras. A través de la oración, los discípulos abrieron el corazón a Dios y mediante el estudio cuidadoso de las Sagradas Escrituras, Dios orientó a su iglesia joven. Las decisiones se tomaban con base en “así dice el Señor”. Vea lo que dice Lucas en Hechos 1:15, 16.
b.      El estudio de la Biblia es la base del reavivamiento
                                                                i.      Una iglesia viva, fuerte y victoriosa tiene en la Palabra de Dios su base, fundamento y guía. Al escribir principalmente a los jóvenes de Asia Menor (región de la actual Turquía), Juan, el discípulo amado dice: “…Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno” (1ª Juan 2:14). Aunque los jóvenes se destaquen por su vigor físico, no es en este sentido que Juan los elogia por la fuerza espiritual que demostraban, y dice que derrotaban al maligno. Y el secreto de ese poder no era otro sino el hecho de que la “palabra de Dios permanece en vosotros”.
                                                              ii.      “Por medio de las Escrituras, el Espíritu Santo habla a la mente y graba la verdad en el corazón. Así expone el error, y lo expulsa del alma. Por el Espíritu de verdad, obrando por la Palabra de Dios, es como Cristo subyuga a sí mismo a sus escogidos” (El Deseado de todas las gentes, p. 624)

II. RESPUESTAS AL REAVIVAMIENTO
1.      La respuesta divina
a.       A los discípulos. La respuesta del Señor a los llamados de la iglesia primitiva fue inmediata y extraordinaria (leer Hechos 2:4). El Espíritu Santo descendió de manera abundante sobre todos los que oraban y estudiaban las Escrituras, y en esa hora recibieron un don especial, el don de lenguas para comunicar el evangelio a las personas que hablaban otros idiomas y que estaban reunidas en Jerusalén.
b.      A todo aquel que lo busque (ver Jeremías 29:13 y Mateo 7:11)
2.      La respuesta de la iglesia
a.       Reavivamiento y reforma
                                                              i.      Cuando la iglesia busca, el Señor responde con el Espíritu Santo. Allí se produce el verdadero reavivamiento que es seguido por una genuina reforma. Lea lo que Elena de White dice: “Deben realizarse un reavivamiento y una reforma bajo la ministración del Espíritu Santo. Reavivamiento y reforma son dos cosas diferentes. Reavivamiento significa una renovación de la vida espiritual, una vivificación de las facultades de la mente y del corazón, una resurrección de la muerte espiritual. Reforma significa una reorganización, un cambio en las ideas y teorías, hábitos y prácticas. La reforma no producirá los buenos frutos de justicia a menos que esté relacionada con el reavivamiento del Espíritu. El reavivamiento y la reforma han de efectuar su obra asignada y deben entremezclarse al hacer esta obra” The Review and Herald, 25 de febrero de 1902. (Mensajes selectos, t.1, p. 149)
                                                            ii.      El reavivamiento que no produce reforma, no pasa de ilusión espiritual, de ruido, de fanatismo. La reforma que no es precedida por el reavivamiento, no pasa de moralismo, legalismo, hipocresía, farisaísmo.
b.      Cumplimiento de la misión
                                                              i.      Dentro de las nuevas prácticas de aquellos que son reavivados por la presencia del Espíritu Santo, a quienes Cristo encuentra, está la iniciativa de testificar. Así actuaron los apóstoles (leer Hechos 2:14).
                                                            ii.      Todo aquel a quién Cristo encuentra recibe una comisión. Siempre que exista un encuentro, habrá misión.
3.      La respuesta de los no creyentes
a.       Cuando el evangelio es anunciado con poder del Espíritu Santo, se realizan conversiones. Por ejemplo, la reacción de los oyentes de Pedro (leer Hechos 2:37). Los siervos de Dios rápidamente orientaron sobre el arrepentimiento, el bautismo y el Espíritu Santo. Entonces, en aquel día se bautizaron tres mil personas.
b.      Muchos están esperando el llamado. Son impresionantes estas palabras de Elena de White: “En todo el mundo, hay hombres y mujeres que miran fijamente al cielo. Oraciones, lágrimas e interrogaciones brotan de las almas anhelosas de luz en súplica de gracia y de la recepción del Espíritu Santo. Muchos están en el umbral del reino esperando únicamente ser incorporados en él” (Los hechos de los apóstoles, p. 72)
III. EFECTOS DEL REAVIVAMIENTO
            Los últimos versículos del capítulo dos de Hechos, resume los efectos de la experiencia vivida por la iglesia apostólica.
1.      Comunión y poder (Hechos 2:42, 43). Leemos en los versículos 42 y 43 que ellos perseveraban en la doctrina, en la comunión, en el partir el pan en las oraciones. En todos había temor y se realizaban muchos prodigios y señales.
2.      Unidad y desprendimiento (Hechos 2:44, 45). Sin embargo, algo totalmente inesperado despierta nuestra atención cuando Lucas afirma: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno”. Una actitud de completo desapego a los bienes materiales caracterizó el comportamiento de la iglesia primitiva. Propiedades particulares se vendían para que los recursos suplieran las necesidades de los menos favorecidos, y así, la iglesia unida podía avanzar con la obra de anunciar el Reino de Dios. ¡Qué ejemplo extraordinario! ¿No sería también este el tiempo de desapegarnos un poco más de los bienes materiales e invertir en la iglesia y en el Reino de Dios?
3.      Alegría y crecimiento (Hechos 2:46, 47). Los versículos 46 y 47 muestran que la iglesia estaba formada por personas simples y alegres que vivían para alabar a Dios. Los de afuera se daban cuenta de ello y eran atraídos a esa comunidad especial. Así, el Señor hacía crecer a su iglesia día a día.
CONCLUSIÓN
1.      Según verificamos en este mensaje, es gracias la búsqueda sincera de Dios, mediante la oración y el estudio de las Escrituras, que la iglesia experimenta el verdadero reavivamiento. El Espíritu Santo nos lleva a una vida de santificación y participación en la misión de anunciar el evangelio. La iglesia se vuelve unida, desprendida, alegre y crece en espiritualidad y cantidad de creyentes, porque el poder de Dios están en ella.
2.      Es tiempo de reavivamiento. El llamado del Señor para usted y para mi es claro: “La mayor y más urgente de todas nuestras necesidades es la de un reavivamiento de la verdadera piedad en nuestro medio. Procurarlo debiera ser nuestra primera obra” (Mensajes selectos, t. 1, p. 141)
3.      Quiero invitarlo a que volvamos a la oración y a la Palabra. Es tiempo de comunión para que haya poder y santificación. Pues muchos principios, valores y buenas prácticas del pueblo del advenimiento, están naufragando en el mar de la indiferencia, tibieza, racionalización y condescendencia con el mundo y el pecado.
4.      Sin embargo, como el ejemplo de la iglesia primitiva, nosotros también podemos disfrutar de una nueva realidad. Usamos los dones divinos que el Espíritu Santo entrega en la sagrada misión de comunicar el evangelio; seamos fieles en la observancia de los mandamientos de Dios y en la devolución de los santos diezmos y ofrendas y cuidemos nuestro cuerpo, el santuario del Señor.
5.      Hagamos todo por amor a Cristo y con alegría en el corazón, hasta el día glorioso cuando la iglesia triunfe.