Dios no se equivoca, pero puede, hasta usar la equivocación de alguien.

En el año 2004 decidimos ser padres y a al tiempo nos quedamos sin trabajo.  Oramos a Dios por un trabajo fijo que cubra nuestras necesidades básicas.  Un día alguien golpeo por equivocación nuestra puerta y nos avisó de una empresa que necesitaba personal, me presenté a la entrevista y me dejaron a prueba por tres meses debido a que no trabajaría los sábados como lo requería la empresa. Pasó el tiempo de prueba y quedé en efectivo.  En el año 2009 hubo muchos despidos en la empresa incluyendo al gerente que me contrató.  El nuevo jefe me exigía trabajar el sábado, al mantener mi postura decidió suspenderme dos días por semana, descontándome el sueldo de esos días.  Haciendo cuentas no alcanzaba el dinero para el mes, de todos modos seguimos siendo fieles a nuestros diezmos y ofrendas y nunca nos faltó para cubrir los gastos.  En esta situación, sin tener un respaldo económico nos ofrecen alquilarnos un salón comercial, sin esperarlo un amigo nos presta el dinero para comenzar el negocio y en pocos meses pusimos en marcha nuestro emprendimiento. Desde el primer mes el negocio dio sus frutos.  Sacábamos el diezmo diariamente y en un año pudimos devolver el préstamo.  Continuaba trabajando también en la empresa, en la cual mi función era cobrar a domicilio.  Debido a la suspensión trabajaba 3 días a la semana y la empresa no llegaba al objetivo de cobranzas por lo cual mi jefe decidió hablar conmigo, me presento la situación de la empresa y me ofreció que vuelva  a trabajar como lo había hecho siempre.  Desde entonces no solo me dio el sábado sino también los feriados; además de aumentarme el sueldo a un 30%.  Con el negocio en marcha y el trabajo las entradas eran los suficiente para comenzar a ahorrar, pero le tiempo que demandaba era mucho y no nos permitía involucrarnos en los proyectos de la iglesia y la familia.  Después de orar decidimos vender el fondo del comercio. Aún así el señor nos bendijo y pudimos  enviar a nuestra hija a la Escuela Adventista a 75 Km. de casa, compramos un auto 0KM y el Empleo me premio por el trabajo del año con un viaje Brasil para 2 personas.  Hoy podemos participar y disfrutar de las actividades eclesiásticas.  Esta experiencia nos permite depender como familia cada día más en Dios. 
La familia Hughes es miembro de la iglesia de Puerto Madryn en la Asociación Argentina del Sur.
 

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