Sara Garrido de adicta al casino una miembro fiel de la iglesia.


Sara dejó la iglesia cuando tenía quince años.   A los 17 quedó embarazada de Tania cuando todavía era soltera.    A los 18 se inició en la adicción del juego.   Su pareja no le ayudaba en nada, el siempre fue alcohólico.   Empezó jugando poco dinero.   Al pasar los años llegaba a gastar hasta el 80% de su sueldo.  Junto a su hermana pasaban muchas veces hasta la madrugada rifando sus limitados ingresos.   Su vida iba de mal en peor.   Sara sabía que Dios tenía otro plan para ella.  Sabía que Dios tenía una solución para su vida. En el último año su hija comenzó a ir a la iglesia.   Esto significó un incentivo para volver a Dios.   Sara empezó a darle a su hija Tania, la tarjeta del banco para que sea ella, con quince años, la que administrara el dinero.  De esta manera estaba decidiendo un cambio para su vida.
En el mes de diciembre el Pr. Bruno Salvo y el Pr. Ruben Rivero fueron a visitar a Tania para invitarla al bautismo, sin embargo, como no estaba, fue Sara quien les atendió.  Allí le invitaron a entregarse a Jesús de todo corazón en medio del programa de Evangelismo de la iglesia.   Ella tomó la decisión de bautizarse y decidió no volver al Casino.   Después de decidirse por Jesús, el  11 de febrero de 2011 le diagnostican cáncer de piel a su hija Tania.  Allí se unieron en oración en el Grupo Pequeño a donde iban sus familiares.   El 19 de febrero de ese año se bautizó.  Al día siguiente tuvo que levantar los lentes recetados de la óptica.  Este negocio quedaba pegado al casino.  Sin embargo, no tuvo ni deseos de entrar.   Su vida había cambiado.   Gracias a la oración, Tania se curó sin necesidad de quimioterapia.  Pero todo esto, recién era el principio.
Cuando sara participó del “Seminario de Enriquecimiento Espiritual 1” entendió la importancia del diezmo.   Decidió apartar el 10% para Dios y un 10% de pacto.   Al principio le parecía difícil que Dios pudiera hacerle rendir su dinero de esa manera.  Pero fue fiel y Dios cumplió.  Pagó todas sus cuentas.  Y ahora vive feliz.  Tal es así que cuando necesita algún material para complementar la tarea de la iglesia ella lo coloca de sus propios ingresos.   Su vida fue un testimonio tan fuerte que Beatriz, su hermana también dejó de ir al Casino y ese año se bautizó, luego de que su hijo tomara esa misma decisión.   El esposo de Beatriz, quien también pasaba malgastando el dinero en el Casino, decidió estudiar la Biblia para tener un cambio en su vida.   Por estos testimonios, Tatiana, otra hermana de Sara, que se había alejado de la iglesia, está asistiendo al Grupo Pequeño, decidida de volver a Dios y a la iglesia.  Si Dios pudo cambiar la vida de Sara, también podrá cambiar su vida también.
Iglesia de Pujol-Puerto Madryn

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